Representantes del Grupo de Países Productores del Sur, GPS, participaron este martes (12) en el panel que analizó las perspectivas de la producción y el intercambio de productos agrícolas en un mundo donde el desarrollo sustentable enfrenta cada vez más obstáculos.
El evento formó parte del Simposio de Comercio y Desarrollo Sustentable, organizado por el Centro Internacional para el Comercio y el Desarrollo Sustentable (ICTSD, por sus siglas en inglés), en cooperación con el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, CARI; Banco Interamericano de Desarrollo, Cippec y Bolsa de Cereales. El evento es parte de la agenda paralela de la 11ª reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio, que se celebra hasta el miércoles (13) en Buenos Aires.
Moderados por Christophe Bellmann, investigador residente asociado del ICTSD, los participantes del panel avanzaron sobre la relación entre agricultura, seguridad alimentaria, comercio y cambio climático.
Ekaterina Krivonos, economista y representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, abrió el debate con las cifras que confirman el efecto que el cambio climático tiene sobre la productividad agrícola. El problema, dijo Krivonos, está en África, un continente con altas tasas de crecimiento, afectado por los fenómenos del cambio climático, con una producción deficitaria de alimentos y una población estimada de 2,2 billones de personas para 2015.
«El comercio puede promover la seguridad alimentaria a través de la estabilización de los precios de los alimentos», ilustró la funcionaria de la FAO.
David Blandford, profesor de la Penn State University, partió del dilema que rodea a la actividad agrícola en los tiempos que corren: la agricultura representa apenas el 3,8% del PBI global, pero es responsable del 24% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según las estadísticas consensuadas a nivel internacional. El problema de reducir esas emisiones, advirtió Blandford, reside en cómo medirlas país a país y qué mecanismos usar para ello.
«Hay que aplicar politicas adecuadas a la realidad de cada país, pero que combinen el pago de impuestos por las emisiones de carbono, apoyo financiero estatal a la agricultura para enfrentar tales penalizaciones y un cambio cultural en productores y consumidores», resumió el investigador en temas de cambio climático.
Martín Piñeiro, miembro de la red GPS ex secretario de Agricultura de Argentina y ex Director General del Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola, IICA, presentó una visión novedosa del tema de la emisión de gases de efecto invernadero atribuida a la producción agropecuaria.
«La producción agrícola debe crecer 70% para satisfacer las necesidades de alimentos del mundo en los próximos 20 años», dijo Piñeiro. Y explicó que estudios como el de Ernesto Viglizzo, pueden cambiar el paradigma de que la actividad del agro contribuye finalmente al deterioro del planeta.
«Viglizzo ha demostrado con su investigación que en regiones con superávit de producción de alimentos como el Cono Sur, en especial Argentina, el secuestro de carbono de la actividad es mayor que la emisión, por lo tanto el daño al medio ambiente se neutraliza», explicó Piñeiro.
Según Piñeiro, es necesario que la OMC forme parte de las discusiones sobre cómo mejorar la metodología que se usa para medir las emisiones de carbono de la agricultura, e incluir estándares internacionales en la normativa multilateral para evitar la imposición arbitraria de barreras no tarifarias.
«Nuestro propósito debe ser alcanzar un acuerdo multilateral que garantice acceso especial a los mercados a los productos alimenticios en cuya producción se cumpla con los estándares ambientales», concluyó el miembro de la red GPS.