Representantes del sector privado se reunieron en la sede de la OMC el 7 de junio para discutir cómo el organismo puede ayudar a enfrentar los desafíos que surgen de la conducción del comercio global, manifestando su apoyo al sistema multilateral como generador de reglas y apoyo del crecimiento y el desarrollo.
En el panel sobre Desarrollo Sostenible, Ciro Echesortu de GPS se refirió a la importancia del comercio agroalimentario y el crecimiento sostenible de cara al enorme desafío que implicará en los próximos 30 años alimentar a 9,5 billones de personas. La transformación es clave si se tiene en cuenta que en la actualidad, la disparidad en términos de distribución y acceso a dietas nutritivas y equilibradas lleva a que 800 millones de personas sufran de hambre mientras un número similar son obesas.
Planteó que este desafío puede alcanzarse con algo de expansión en la frontera agrícola, mucha biotecnología y agricultura de precisión pero, fundamentalmente, con buenas prácticas en las cadenas de valor del agro y, sobre todo, con más comercio. En este sentido, la región de ABPU será clave, pasando de una demanda de importación del 30% a cerca del 40%.
El comercio agrícola está plagado de barreras no arancelarias y éstas provienen, en gran medida, de la multiplicidad y superposición de estándares. Por ello, sostuvo, sería un paso clave que la OMC promoviera estándares basados en mejores prácticas en:
- Etiquetado de alimentos
- Impacto medioambiental (similar a lo que se ha hecho en energía)
- Trazabilidad y monitoreo remoto
También mencionó que ello debería incluir estándares medioambientales en la medición de emisiones, el secuestro de carbono, el manejo de los suelos, energía, manejo forestal, impacto del transporte. Algunas ONGs (por ejemplo WWF, TNC y Betty Moore) han unido esfuerzos para crear mediciones transparentes.
Dado que los alimentos y la energía son las dos actividades más impactadas por el cambio climático, es clave establecer capacidad arbitral y decisoria y arribar a una agenda de consenso que permita fijar metas a 10 años.
Esto favorecería un mayor acceso para empresas micro, pequeñas y medianas al crédito pero también al escalamiento en cadenas de valor, aumentos de la competitividad, otorgamiento de créditos en función a estándares y manejo del riesgo, aseguramiento, etc.
Pero, sobre todo, finalizó Echesortu, promovería una disminución de costos y riesgos, un menor impacto ambiental. La agenda agrícola ha sido difícil de promover en los últimos 30 años. El sentido de urgencia de estas cuestiones, en este momento y hacia adelante, podría ser una oportunidad. Para ello es necesario convocar a los consumidores y a las empresas como promotores de esta iniciativa ya que ellos son los principales demandantes en términos de calidad, transparencia, estándares y seguridad, los que sólo pueden promoverse a partir de comercio y normas que sean equitativas y no discriminatorias.