Entrevista a Agustín Tejeda, Director de Contenidos de GPS por el periodista Marcos López Arriazu para el canal de Youtube MERCADOS X EXPERTOS
El director de contenidos del Grupo De Países Productores Del Sur (GPS), Agustín Tejeda, conversó con el periodista especializado en agro Marcos López Arriazu, durante su programa Mercado X Expertos, en el cual habló sobre el trabajo y la visión de GPS en la promoción de la integración regional y la inserción internacional de la agroindustria del Mercosur. Además, Tejeda destacó la importancia de trabajar en conjunto los países del Cono Sur, para enfrentar los desafíos geopolíticos y ambientales del contexto actual. Lee la entrevista a continuación.
Marcos López Arriazu: Antes de meternos en esto de la inserción internacional, ¿qué hace GPS?, contános bien, ¿de qué se trata esta organización?
Agustín Tejeda: GPS, de hecho, está cumpliendo diez años, así que estamos en las celebraciones de la década y pensando en la década que viene. GPS es una red de entidades del sector agroindustrial de los cuatro países del Mercosur (Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil) que trabaja por el desarrollo sostenible, por la integración regional y por la inserción internacional desde una perspectiva agroindustrial. Con estos objetivos, trabajamos en la elaboración de documentos, en la presentación de nuevas ideas, en la organización de eventos y, también, en el posicionamiento de esas ideas con los gobiernos y con organismos internacionales. Siempre con una mirada regional hacia el mundo.
MLA: Vendría a ser como un brazo privado de influencias en lo que es el Mercosur, que trata de generar algunas políticas. Viendo las peleas de los gobiernos del Mercosur y que no se ponen de acuerdo, ¿calificarías como exitoso el trabajo que hacen?
AT: Bueno, yo creo que sí, que ha sido un trabajo muy exitoso. Hay un espacio importante que llenar en la coordinación, sobre todo desde el sector privado, pensando en la mejora de la inserción internacional de nuestros países y en la construcción de cadenas regionales de valor en la agroindustria. El mundo nos ofrece un gran lugar si nos presentamos como región. GPS ha ocupado ese espacio, buscando una visión compartida, y ha tenido un desempeño exitoso, más allá de las dificultades por las que atraviesa el Mercosur. Incluso, dentro de GPS está este debate: hablamos de Mercosur o hablamos de ABPU (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). Más allá de la figura institucional, lo que está claro es que tenemos que trabajar en conjunto.
MLA: Te voy a frenar ahí, ¿qué es esto de ABPU y cuál es esa diferenciación que hacen?
AT: La diferenciación es esta: al interno del Mercosur, en los sectores público y en los gobiernos, existen diferencias muy importantes en relación al diagnóstico sobre el desempeño actual del Mercosur, y especialmente sobre cómo debe ser su futuro. Y estas diferencias también permean en los sectores privados de los distintos países. Uruguay está pidiendo desde hace mucho tiempo tener la posibilidad de negociar por su cuenta acuerdos de libre comercio. Recordemos que como estamos dentro de Mercosur los acuerdos comerciales con la Unión Europea o con cualquier país del mundo, los tenemos que hacer en conjunto, y el Mercosur ha negociado muy poquito durante los últimos años. Entonces algunos países, sobre todo los más pequeños, que dicen “necesitamos acuerdos, necesitamos salir al mundo, necesitamos tener mejores condiciones para vender nuestros productos. Si no podemos hacerlo en conjunto lo queremos hacer separado”. Al mismo tiempo hay países, incluido Brasil, que dice: “bueno, también en el comercio intrarregional tenemos un montón de distorsiones, estamos muy lejos de una zona de libre comercio. Entonces esto tampoco nos sirve, y empezamos a tomar algunas medidas por nuestra cuenta”. Como se puede apreciar, hay mucho debate, mucha disidencia a nivel de gobiernos, y eso afecta las estrategias que el sector privado y las posibilidades de coordinar una visión conjunta. Por eso, es que a veces es mejor hablar de los cuatro países y abstraerse de la institucionalidad, o del Mercosur en particular. Porque los cuatro países tienen que trabajar en conjunto, con Mercosur o sin Mercosur.
MLA: Te saco un poquito de estos cuatro países. Esta convocatoria de Lula para reflotar UNASUR, pero con un rol más fuerte, que no solo sea una visión política únicamente de los países regionales, sino decir “hagamos algo mucho más fuerte como para poder terciar, de alguna forma, en esta disputa geopolítica entre China y Estados Unidos”. Ustedes desde la mirada de GPS y de la mirada productiva, ¿qué visión tienen sobre esto?
AT: Traes un tema muy importante de lo que está pasando a nivel mundial y que es la cuestión geopolítica. Yo diría que hay dos factores del marco internacional que pueden destacarse, dados sus efectos sobre la posibilidad de inserción de la agroindustria. Por un lado: la geopolítica, que genera mayores restricciones y condicionamientos a lo que pueden hacer o no en materia de inserción internacional, países de tamaño mediano-chico como Argentina, e incluso el Mercosur en su conjunto. Con el avance de la disputa entre Estados Unidos y China, cada vez hay mayores presiones de alineamiento para los países y mayores restricciones. La geopolítica jugará un papel cada vez mayor en las decisiones de comercio e inversión. Al mismo tiempo, cada vez más hay menos multilateralismo, menos soluciones conjuntas a los problemas del mundo, y más bilateralismo y regionalismo. Incluso, se observa un creciente unilateralismo, es decir, países que dicen “bueno, yo adopto estas decisiones más allá de lo que haga el resto y trato de imponérselas a los demás países, sin importar sus consecuencias”. Ahí entra en el segundo de los factores que es la agenda ambiental. En la agenda ambiental, prolifera la adopción de regulaciones y medidas de los países en respuesta a las preocupaciones ambientales y nutricionales de los consumidores. El caso más paradigmático es el Pacto Verde de la Unión Europea y sus normas relacionadas.
La pregunta aquí es cuál es la mejor estrategia para superar los desafíos que plantea el escenario internacional. En este mundo cada vez más bipolar, el reto es encontrar un delicado equilibrio en las relaciones con nuestros aliados políticos históricos (que integran lo que podríamos denominar la Alianza Atlántica, liderada por Estados Unidos y la Unión Europea), y las relaciones con nuestros principales clientes, que forman parte de la otra alianza, me refiero a China y otros países del sudeste asiático. Tenemos que movernos con mucha inteligencia y flexibilidad. En GPS hicimos un trabajo en ese sentido, tratando de priorizar algunas líneas de acción.
En el caso de la integración regional, debemos ir desde lo más particular a lo general, en un ejercicio de círculos concéntricos: primero consolidar la estrategia en Argentina; después la estrategia entre los cuatro países, y ahí entra la discusión de Mercosur; después, el cono Sur, donde se encuentra UNASUR, para luego avanzar en América Latina. Incluso, existe espacio para avanzar a nivel hemisférico, lo que incluye a Estados Unidos y Canadá, porque tenemos muchas coincidencias, sobre todo en la agenda agroindustrial, donde compartimos principios como la importancia del comercio internacional y el basamento científico para cada una de las medidas, y el rol trascendental de la tecnología, en particular la biotecnología. Ahí hay mucho para trabajar, pero primero los deberes hay que hacerlos en Mercosur y después ir avanzando para conseguir consensos a nivel hemisférico.
MLA: La forma de encontrar el camino es sí o sí con el Mercosur hoy, estos cuatro países juntos, como base. Después ves para dónde explorar, pero no tiene sentido la disolución de estos cuatro países.
AT: La verdad es que en el mundo que describimos tiene poco sentido trabajar por separado. Hoy el mundo presenta grandes oportunidades en términos de comercio internacional, pero también grandes desafíos. Ese mundo de desafíos geopolíticos, climáticos, energéticos y alimentarios, revaloriza la agricultura y le otorga a nuestra región un lugar muy importante, el de consolidarse como proveedores confiables y sustentables de alimentos, bionergías y otros productos biobasados. La región adquiere una renovada importancia, porque tenemos esos dos grandes atributos: el de la confianza, ya que vivimos en una zona de paz, en medio de una guerra muy importante que afecta a grandes proveedores del mundo; y nosotros podemos ofrecer previsibilidad en los suministros a mediano y largo plazo. Y el de la sustentabilidad, ya que tenemos sistemas productivos más amigables con el medio ambiente si nos comparamos con el resto del mundo; aunque hay que seguir trabajando en la mejora continua, y en la medición, certificación y diferenciación de atributos. El posicionamiento y el atractivo lo tenemos como región, y también el poder para poder conseguir mejores concesiones. Obviamente, que si no podemos como región habrá que intentar como Argentina y hay algunas cuestiones que podemos hacer, pero sin duda que la ventaja está en un posicionamiento regional.
MLA: Vos dijiste que tenemos sustentabilidad, y uno de los cuestionamientos que hacen, por ejemplo, Europa, uno de los grandes clientes en alimentos, es justamente si tiene sustentabilidad la región, y cada vez se pone más en duda y esas presiones terminan dañando la imagen ¿Cómo ves esa dicotomía?
AT: El posicionamiento de nuestra agroindustria y la sustentabilidad de nuestros sistemas productivos, a través de la bioeconomía, es uno de los objetivos más importantes del trabajo de GPS. Y debería ser una prioridad de Argentina y el bloque regional. En la Unión Europea existe una visión equivocada sobre nuestros sistemas productivos, y sobre esa base adoptan cada vez más barreras. De hecho, ha aprobado recientemente una iniciativa de importaciones libres de deforestación, nada de lo que ingresa a la Unión Europea va a poder tener deforestación incorporada y vamos a tener que probar en nuestras cadenas que los productos provienen de zonas que no tienen deforestación ilegal, pero también legal.
Nosotros tenemos una intuición muy bien fundada para ese posicionamiento, pero la realidad es que todavía nos faltan bastantes datos y entonces ahí hay que trabajar fuerte en el sistema científico tecnológico para poder medir y probar que nuestros sistemas son como nosotros aseguramos, poder certificarlo y poder captar ese valor en el mercado internacional.
La bioeconomía nos ofrece una nueva visión que tiende puentes entre lo ambiental y lo productivo, entre el campo y la ciudad, y nos permite presentarnos como la solución a esa dicotomía aparente.
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