Un artículo desarrollado en base a un trabajo de Ernesto Viglizzo y Martín Piñeiro plantea la vinculación entre la presión sobre los sistemas productivos que plantea la necesidad de alimentar a un número creciente de personas a nivel mundial disminuyendo, al mismo tiempo, las emisiones de gases de efecto invernadero.
Gracias al progreso tecnológico, es posible satisfacer la creciente demanda alimentaria, aunque el impacto ambiental que ello podría significar es motivo de creciente preocupación. En ese sentido, el principal desafío global es incrementar la producción de alimentos y, en paralelo, mejorar el desempeño ambiental. Resultante de la 21ª sesión de la Conferencia de las Partes (COP 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por su sigla en inglés), el compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en un contexto de seguridad alimentaria, impone una presión creciente sobre los países productores y exportadores de alimentos. Mientras que el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) desempeña un papel muy relevante en la seguridad alimentaria global, no resulta suficientemente claro cómo contribuye al balance global de carbono y así, indirectamente, al cambio climático.
El texto forma parte del último número de la revista Puentes, editada por el ICTSD.