En la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y con la presencia de la Bolsa de Cereales de Córdoba, la Bolsa de Comercio del Chaco, Bolsa de Comercio de Rosario, Bolsa de Cereales de Entre Ríos y Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca, se lanzó el Programa Argentino de Carbono Neutro.
GPS, impulsor de la iniciativa, estuvo representado por Eduardo Serantes, quien se refirió a las líneas de trabajo de la red así como a la importancia de la región en el vínculo entre seguridad alimentaria, comercio y cambio climático. Indicó que los avances tecnológicos actuales permiten pensar en producir más alimentos y al mismo tiempo revertir el proceso de deterioro medioambiental a través de la aplicación de buenas prácticas de producción, recarbonizando nuestros suelos y compensando gran parte de las emisiones del proceso productivo.
También mencionó que uno de los ataques más fuertes sobre la ganadería es que el ganado vacuno con la rumia emite gases de efecto invernadero (metano y óxido ferroso). A su vez, las vacas consumen alimentos producidos por la fotosíntesis. En Argentina el 80% de la ganadería vacuna se produce sobre pasturas y campos naturales. Estas pasturas captan el CO2 del aire y compensan gran parte de las emisiones del ganado. Por otra parte, el 90% de la producción agrícola en Argentina se hace en siembre directa, con rotación de oleaginosas y gramíneas y en los últimos años se han incrementado los cultivos de cobertura.
El nuevo desafío es junto con incrementar la producción, recarbonizar los suelos, y mejorar el balance de carbono. Es un desafío inmenso para los productores. Es un cambio importante para todo el sector productivo, que también influirá en forma positiva en la imagen del sector por parte de los consumidores ya que hoy esto no termina en la tranquera sino que continúa hasta el puerto y hasta la góndola, abarcando no sólo la producción a campo, sino la agroindustria, el transporte, el almacenamiento, etc.
Los cambios producidos por los requerimientos de los consumidores, han llevado a los países y regiones a exigir la certificación de los procesos de producción y dentro de ellos los temas ambientales son cada vez más importantes. Lo que comenzó como un etiquetado de exigencias de los retailers, supermercados y distintas cadenas de valor, hoy comienzan a convertirse en verdaderas barreras para-arancelarias.
Las ventajas competitivas de la región deben medirse y certificarse, logrando una mejora continua en los procesos de producción, generando herramientas concretas para potenciar la comercialización de toda nuestra producción de alimentos y bioenergía.
La presentación del programa estuvo a cargo de Sabine Papendiek quién explicó que el primer objetivo es mapear ambientalmente los sectores de alimentos, bebidas y bioenergías para poder tener un diagnóstico y luego poder generar una certificación que tenga valor comercial en el mercado, a través de un esquema de tres instancias.
La adhesión al programa será voluntaria y se trabajará con mesas sectoriales con el objetivo de tener representatividad de toda la cadena de valor.