Con la temática «4ª Revolución Industrial en Alimentos: ética, ecología y negocios» se celebró el Foro E-Ecuménico Social.
El seminario contó con la participación de Eduardo Serantes, miembro del Comité de Gestión de GPS. También participaron el empresario Gustavo Grobocopatel, presidente del Grupo Los Grobo, Fernando Vilella, Profesor Titular Cátedra de Agronegocios, Director del Programa de Bioeconomía, Director del Posgrado en Bionegocios Sostenibles, de la Facultad de Agronomía, Martín Fraguío, productor, profesor de la Universidad de San Andrés, ITBA, UTN, Jorge Etkin, director de la Carrera de Administración de la FCE – UBA, y Natalia Hopkins, Gerente de RSE de Glaciar Pesquera.
En su presentación, Serantes se refirió a la importancia de la Agricultura 4.0 como una cuestión central para el mundo del futuro, si tenemos en cuenta que se va a necesitar el doble de alimentos en el año 2050. Argentina, Brasil Paraguay y Uruguay en conjunto tienen el 30 % de las exportaciones mundiales de alimentos. Argentina produce para 10 veces la población que tiene. La producción en la Argentina, además de cuidar el medio ambiente (gracias a la siembra directa) en los últimos años pasó de 40 millones de toneladas de granos a un poco más de 100 millones de toneladas actualmente, con una proyección de 160 millones a alcanzar en poco tiempo. Pero existen barreras para-arancelarias que traban las exportaciones. Se requiere una negociación con la Organización Mundial de Comercio y acuerdos regionales.
En este sentido, Serantes se refirió al trabajo que realiza GPS, aportando a la difusión de este tema, al debate en ámbitos universitarios, y dialogando con distintos grupos de interés. La antinomia campo versus industria, anacrónica, aun sigue vigente en el discurso de políticos y también en el común de la gente.
El Foro analiza de qué manera Agricultura 4.0 puede ayudar a la inclusión social, a que se genere trabajo, y a la disminución de la pobreza en la Argentina y en Latinoamérica. Es una contradicción que un país con tanta producción y tanta potencialidad mantenga durante décadas índices de pobreza cercanos al 30%, con desigualdades y exclusiones importantes.
La 4ª Revolución Industrial no debe profundizar la cultura del “descarte”, o sea que aumente el número de aquellos que quedan al margen, sino que se debe buscar la manera de incentivar la “fraternidad”, custodiar al hermano (y no como aquellos hombres de campo Cain y Abel).
La agricultura actual está afectada por un dilema ético: ¿cómo alimentar a cerca de 10 mil millones de personas en 2050 garantizando la sostenibilidad.? Este debate abre múltiples aristas: el medio ambiente, la contradicción entre el desperdicio de alimentos (que es cercano al 40% de la producción) con la existencia de 850 millones de personas desnutridas y la preservación de la biodiversidad de especies animales y vegetales, evitando el riesgo de la sexta extinción mundial en masa (luego de 100 mil años del último evento semejante).