Lic. Roberto Bisang – Docente e Investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP). Fac. de Cs. Econ./UBA-CONICET.
Ing. Agr. Marcelo Regúnaga – M.N. 038250101, Coordinador General Grupo de Países del Sur(GPS)
En el contexto de un intercambio mundial muy dinámico, el MERCOSUR no ha logrado en las últimas décadas progresos sustantivos para generar complementaciones productivas en la región, que le permitan expandirse globalmente. Esto ha tornado imprescindible una revisión sustantiva de la estrategia. Hoy la Bioeconomía abre a los países del bloque una ventana de oportunidad para integrarse y crecer a partir de un nuevo modelo de desarrollo.
El acuerdo original del MERCOSUR mereció una amplia aceptación política inicial, no sólo por las posibilidades de integración comercial y productiva, sino también por su contribución a reducir las hipótesis de conflictos y tensiones geopolíticas previas entre los países vecinos. En los primeros años se lograron progresos significativos en la creación de comercio intrarregional y en la atracción de algunas inversiones internacionales a los países de la región. Menos dinámico fue el proceso a la hora de reensamblar los tejidos productivos, especialmente en el tramado industrial, y tampoco contribuyó a mejorar sustantivamente la competitividad conjunta de los países miembros.
La estrategia inicial del MERCOSUR, basada en la integración de estructuras productivas preestablecidas y derivadas de las políticas de sustitución de importaciones de sus países miembros, no funcionó adecuadamente para generar complementaciones productivas en la región, que le permitieran expandirse globalmente.
La creación de múltiples mecanismos de excepción y el escaso dinamismo reciente del comercio intra-regional (a diferencia de otras iniciativas de integración) dan cuenta de ello.
Asimismo, el arancel externo común elegido para proteger a los sectores manufactureros (en el marco de la estrategia sustitutiva), tampoco contribuyó a promover su competitividad internacional para permitir el crecimiento sostenido de los países miembros a partir del comercio exterior, máxime teniendo en cuenta el limitado tamaño del mercado interno con relación al potencial productivo de los países del MERCOSUR.
La falta de progresos sustantivos durante las últimas décadas (en el contexto de un intercambio mundial muy dinámico) dio lugar a objeciones y críticas crecientes respecto del futuro del MERCOSUR tornando imprescindible una revisión sustantiva dadas las nuevas condiciones globales.
Una nueva estrategia para el desarrollo del MERCOSUR
La bioeconomía abre una promisoria ventana de oportunidad para fortalecer y potenciar al MERCOSUR. Como paradigma de desarrollo -definido a partir de la producción eficiente y sostenible de biomasa y su posterior transformación integral en alimentos, energías renovables, biomateriales y otros servicios ecosistémicos-, reposiciona a los países de la región en el plano global, dadas sus abundantes dotaciones de recursos naturales y sus capacidades tecno-productivas acumuladas previamente.
En un contexto internacional dominado por la convergencia entre las tecnologías electrónicas y biológicas, con sobredemandas de alimentos y energía, y bajo crecientes condicionalidades ambientales, se propone repensar la estrategia de crecimiento de los países miembro a partir de la Bioeconomía como eje articulador de un nuevo modelo de desarrollo. Sostenemos que se abre una ventana de oportunidad, para “re construir” el MERCOSUR a partir de nuevos emprendimientos y/o actividades bioeconómicas claves del nuevo modelo.
A diferencia del pasado, cuando se pretendió crecer e integrarse a partir de las estructuras productivas manufactureras de los países miembro ya consolidadas y con relativamente bajos niveles de competitividad, este nuevo enfoque propone construir de manera conjunta las actividades centrales del paradigma bioeconómico sobre bases competitivas genuinas.
La Bioeconomía abre a los países del MERCOSUR una ventana de oportunidad para integrarse y crecer a partir de un nuevo modelo de desarrollo. A diferencia de los desarrollos industriales previos –basados en energías fósiles y materiales inertes- a los que sus países miembros accedieron tardíamente y en desventaja en relación a los países desarrollados, el nuevo paradigma los encuentra con valiosas fortalezas: amplias dotaciones de recursos naturales (biomasa), capacidades científicas, aprendizajes tecnológicos previos en sus sectores agroindustriales, facilidades de procesamiento y de activos complementarios en varios tramados productivos (alimentos, bioenergías, salud, etc.).
Adicionalmente, existe el atractivo de la existencia de mercados locales e internacionales ávidos por varios de los bioproductos y servicios que se pueden generar a partir de la gran disponibilidad actual y potencial de biomasa y biodiversidad de los países de la región. Todo ello brinda un muy buen punto de partida para la construcción de economías de los países miembro más y mejor integradas regionalmente, más sostenibles y más competitivas a nivel global.
El eje argumental de la presente propuesta sostiene que se puede fortalecer el crecimiento de largo plazo de los países miembros y la integración del MERCOSUR mediante una estrategia de desarrollo conjunto de los activos críticos que son plataformas tecno-productivas de uso común a varias de las actividades más relevantes de base biológica.
Las denominamos Nodos Bioeconómicos y los definimos como un conjunto de procesos, sus insumos (físicos y de conocimientos codificados), rutinas de funcionamiento y relaciones con el subsistema proveedor de conocimientos tácitos específicos, que son de uso común a las distintas fases de las actividades bioeconómicasy se sintetizan a continuación:
- Captura de energía libre y su transformación eficiente e integral en biomasa.
- La transformación eficiente e integral de biomasas de diversos orígenes en bioenergías (bioetanol, biodiesel, biogás) convencionales y avanzadas.
- El uso de las diversas biomasas -a través de distintas tecnologías- para la producción de biomateriales: los biopolímeros y los bio-químicos.
- El agregado de valor a subproductos y derivados de menor relevancia económica.
- La transformación de los desechos productivos en insumos industriales y bioenergías con evidente valor comercial.
El nodo correspondiente al primer eslabón (generación eficiente de biomasa) gira en torno al control de biotecnologías aplicadas a las mejoras genéticas (animal y/o vegetal) y su interacción con el bioma del ambiente. Se basan en tecnologías de proceso y/o productos de uso compartido para tornar más eficiente la captura de la energía y su transformación en biomasa (transgénesis, mutagénesis y/o ediciones génicas son ejemplos de ellos).
Los nodos de los siguientes eslabones (o procesamientos) refieren al uso de seres vivos (aislados, reproducidos y/o modificados) como elementos transformadores de la biomasa en bioenergías y/o biomateriales; similar concepto cabe a otros desarrollos de base biológica para trasformar deshechos en insumos industriales (enzimas, levaduras y otros microorganismos, junto con los procesos de aplicación son ejemplos de nodos en estas fases de la bioeconomía).
La propuesta consiste en fortalecer y/o desarrollar de manera coordinada y conjunta cada uno de estos nodos, a menudo asociados con ecosistemas comunes a varios de los países miembro del MERCOSUR, como piedras angulares de una estrategia de crecimiento conjunto para competir eficientemente a nivel global.
La ventana de oportunidad radica no sólo en el temprano ingreso al nuevo modelo de desarrollo, sino que además lo hace a partir de prometedoras capacidades científicas, tecnológicas y empresariales desarrolladas previamente. En algunas áreas bioeconómicas los países miembro ya han logrados progresos significativos en la mejora de la producción de biomasa; cualquiera de los sub-rubros de este nodo tiene además un alto potencial de desarrollo, en base a los avances previos y a las dotaciones naturales de los ecosistemas de la región.
Las bioenergías convencionales tienen una relevancia estratégica y similar presencia en el mercado, en función de la debilidad de las matrices energéticas de los países miembro (fuertemente dependientes de fuentes fósiles); los biocombustibles avanzados, son un área de prometedor desarrollo (existe unanimidad en su importancia estratégica, pero se requieren nuevos desarrollos tecnológicos y productivos para su competitividad).
El desarrollo de biomateriales evidencia un claro potencial estratégico pero, por ahora, con una muy reducida llegada al mercado en términos comercialmente masivos y exitosos (Brasil se destaca ya conalgunos avances). Mayores progresos se han logrado en producciones de especialidades (cosméticas, alimenticias, industriales), a partir del uso de insumos químicos naturales, y en el uso de enzimas y otros microorganismos destinados a operar en las distintas transformaciones de las biomasas.
En síntesis, existen avances significativos en algunos nodos bioeconómicos que pueden dar lugar a estrategias de cooperación e integración entre los países miembro; pero más importantes son las posibilidades futuras que emergen para el agregado de valor y el uso eficiente de las actuales y potenciales producciones de los distintos tipos de biomasa, generando nuevas tramas de actividades industriales y de servicios de gran impacto para el desarrollo territorial de los respectivos países.
La bioeconomía representa una interesante oportunidad para una estrategia común de crecimiento de largo plazo, especialmente si en su diseño se promueven la cooperación y la competitividad para la captura de mercados externos.
Para su éxito se requiere que los sectores públicos y privados del MERCOSUR acuerden esta nueva visión y se instrumenten las políticas públicas en los países miembros tendientes a crear un entorno económico y regulatorio que contemple adecuadamente a los nuevos desarrollos.
Fuente: El Consejo de los Profesionales del Agro, Alimentos y Agroindustria (CPIA)