Martín Piñeiro, director del Comité de Asuntos Agrarios del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) dijo que, con el 60% de las exportaciones agropecuarias con destino a Asia, se debe tener una estrategia “muy cuidadosa, flexible e inteligente”
8 de octubre de 2024
La Argentina debería tener para su comercio exterior una política de inserción “muy inteligente” frente a un mundo hoy marcado por diversos conflictos. Así lo señaló Martín Piñeiro, director del Comité de Asuntos Agrarios del Consejo Argentino para las Relaciones internacionales (CARI) durante una nueva edición de “Argentina Visión 2040″, evento organizado por ADBlick Agro, Argensun Foods, el Centro de Agronegocios de la Universidad Austral y la firma Lartirigoyen. Piñeiro se refirió a la alineación con Occidente en general y con Estados Unidos e Israel en particular que tomó el gobierno de Javier Milei. Habló de que podría presentarse “un problema particular” con algunos clientes de Asia y el norte de África.
En su disertación destacó que América Latina es la única región que crece como exportadora neta de productos agroindustriales, en tanto Asia Oriental, incluyendo a China, cae: “América Latina está alimentando a Asia Oriental, incluyendo a China, y seguramente en el futuro a la India: el balance central es entre América Latina y Asia”.
En este sentido, describió que en la actualidad un mundo más conflictivo y fragmentado económicamente se comienza a dividir en dos grandes polos: simplificando, Occidente y Rusia, China e Irán. Esto “donde los países tienen que empezar a optar de qué lado están”.
“Esta fragmentación política ya ha generado hasta 15 frentes bélicos y está dificultando, entre otras cosas, el comercio marítimo que es central para el comercio agropecuario. Las fluctuaciones de precios que hemos tenido en los últimos dos años son consecuencia de eso”, dijo.
Para Piñeiro, en este contexto comienza a ser muy importante tener una cierta alineación política con algunos de los centros de poder. “En el caso de la Argentina, en este Gobierno, el presidente Milei ha decidido, con gran claridad, que nuestra alineación es con Occidente en general, y con Estados Unidos e Israel en particular. En las últimas semanas, han pedido entrar a la OCDE, que es más o menos neutral. Pero también están pidiendo ser un miembro extraterritorial de la OTAN y ese bloque no es tan neutral, esto está siendo acompañado por una política de inversiones en cuestiones militares y un reforzamiento de la capacidad militar del país”, señaló.
“Por lo tanto, nuestra alineación seguramente no va a ser solo en papel, va a ser una alineación con Occidente real. Eso representa para nuestro comercio un problema particular porque nuestros principales clientes están en el Asia y particularmente China y en el norte del África, que ya están básicamente alineados por el grupo de China. Esto significa una dificultad geopolítica central que se traduce en una necesidad de tener una estrategia de inserción internacional muy cuidadosa, muy flexible y muy inteligente”, agregó.
Recordó que hasta ahora la Argentina tuvo una postura “de creer que éramos todos amigos y de que por lo tanto podíamos salir con una valijita a vender”.
“Ahora eso es insuficiente, hay que pensar cuál es la inserción internacional que queremos o podemos tener o que el Gobierno ha decidido y a partir de ahí, tener nuestra estrategia de inserción comercial, sabiendo que el 60% del comercio argentino es de origen agropecuario y que hay que pensar a quién le vamos a vender los productos que provienen del sector”, indicó.
En este escenario, habló de la “tremenda concentración de la producción y de las exportaciones, donde seis productos representan más del 60% de las exportaciones totales argentinas y más del 60% de las exportaciones van a 10 destinos”. Añadió: “Antes eso era malo pero ahora es malísimo porque, si hay ciertos riesgos en términos de las alineaciones geopolíticas y hay ciertos riesgos con respecto a la capacidad de llegar a los puertos, la diversificación es un elemento central de la seguridad y la capacidad de fuerza”.
A modo de reflexión política, el especialista remarcó que la estrategia de iniciación internacional y la política comercial la define el Gobierno y, por lo tanto, hay que estar atento y tratar de incidir y ayudar al Gobierno a definir una política que sea la absolutamente correcta. “Estamos en un mundo mucho más complejo y mucho más difícil que tenemos que repensar con mucho cuidado cómo lo hacemos. Hay que hacer cambios importantes de políticas, con el gobierno actual que acompañe y acelere lo que fueron sus promesas [de campaña]”, señaló.
El experto remarcó que la demanda internacional para la Argentina es importante porque el 50% de los productos agroindustriales se exportan y “es el comercio internacional el que determina su valor”. Indicó: “O sea que si no podemos comerciar, estamos verdaderamente fritos”.
Por eso, para Piñeiro, es central entender qué es lo que está pasando en el mundo. Dijo que la demanda de alimentos a nivel mundial está asegurada al contrario de lo que pasa con otros productos del mundo. “No hay sustitutos para los alimentos. La producción de alimentos tiene que seguir en el futuro, cualquiera sean los cambios tecnológicos, políticos o económicos que ocurran, sumado a la aparición de otros productos no alimentarios, como los biocombustibles”, destacó.
Desde siempre, el tema principal que preocupa al sector es la proyección de los precios. Para los próximos 10 años, el experto aseguró que no va a haber una baja sino más bien estabilidad, pero que no hay que hacer mucho caso a esto porque “hoy los precios están decididos por cuestiones coyunturales y no sobre variables estructurales”.
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